21 sept 2011

Crónica de una tardanza anunciada

   Me levanté como a eso de las 5 de la mañana, necesitaba salir máximo a las seis  para llegar temprano a Cuacagua , un pueblo que queda como a dos horas de mi casa. La razón: allí fue asignada mi cita para el pasaporte. Habiendo más de una docena de agencias en mi ciudad (Caracas), los funcionarios del SAIME decidieron que aquel pueblo era el lugar más adecuado para tramitar mi solicitud.  Para ese momento todavía flotaban en mi cabeza las frases contenidas en el email que me anunciaba la cita:” Estimado usuario ante todo reciba un saludo patriótico y revolucionario”.  Ni me imaginaba lo que se venía para después.

       El primer abrebocas llegó cuando llevaba alrededor de una hora y media de camino. El carro de adelante , que también esperaba el cambio de luz , tenía en el vidrio de atrás una calcomanía del Che Guevara con su cara de no sé que,  acompañado de Jesucristo con la corona de espigas.  Sé que la imagen del Che le ha dado la vuelta al mundo, pero me pareció curioso  que ahora se le de la misma importancia que a un icono fundamental que se encargó de partir la historia en dos. Pero como que Ernesto si fue alguien importante , en una hora me lo volví a conseguir solo que esta vez en un afiche gigante y al lado del camarada Fidel

       Finalmente como a las ocho de mañana  me encontraba en la plaza Bolívar de Caucagua.  Luego de localizar la oficina del SAIME , que estaba cerrada ,me encontré con una fila de  personas amontonadas para tramitar sus solicitudes.  Como un guajiro que reconoce a un integrante de su tribu, me acerqué a una pareja de recién casados y les pregunté : ¿ Ustedes son de Caracas verdad?.Y efectivamente venían por las mismas razones que yo, mientras nos disponíamos a averiguar porque el sofisticado sistema computarizado nos había hecho agarrar una hora de autopista, se escuchó la voz del funcionario que nos invitaba a entrar al establecimiento.

     Una vez adentro se escuchó la voz del funcionario de camisa roja que se disponía a dar un anuncio :” Señores les agradecemos un poco de paciencia porque el sistema está caído”.  No me  sorprendió. En ningún momento me imaginé que el tramite iba a ser corto , es más iba hasta preparado con mis apuntes de optimización para la tardanza anunciada.  Le pregunté a otro funcionario también vestido de rojo: ¿ Pana como cuanto se tarda el sistema en llegar? Este  secamente me respondió: no se sabe.  En media hora llegó.

     Una hora y media después obstinado ya del aburrimiento , pues la señora de al lado no tenía ganas de conversar conmigo, me dispuse a emprender una tarea que podría costarme quizás el pasaporte que me iban a tramitar, pero que iba a acabar con el aburrimiento que me estaba consumiendo, le iba a sacar una foto a los afiches  tamaño gigante de el ché, Chavez y Fidel que estaban colgados en la pared. Es verdad exageré un poco pensando que no me darían el pasaporte al verme tomando la foto ,  pero al ver la cara de la sargento que revisaba todo minuciosamente tampoco podía afirmar lo contrario. Es por esto que procedí con temor a ser cogido infraganti.


     Al final creo que tuve suerte , he escuchado casos de gente que le dan la cita en San Juan de los morros, el sistema llegó en menos de una hora y la luz que parecía que se iba a ir ( hubo varios flash en los bombillos) no se fue. Curiosamente cinco años antes la cita me la habían dado en Los Teques (también a más de una hora de Caracas). Esta vez solo me voy con una duda. ¿En que ciudad me tocará renovarme el pasaporte en el 2017?



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