La manera
más fácil de salir de Caracas sin tener que salir literalmente de ella, es
yendo a montar bicicleta en la cota mil, lo domingos, entre la mañana y el
mediodía. La avenida Boyacá, una de las principales arterias viales de la
ciudad, deja de serlo en ese horario, y se restringe el paso de vehículos para
que más de 15000 caraqueños de todas partes converjan para ejercitarse.
La autopista
bordea la ciudad de este a oeste y sirve como frontera entre lo urbano y el
parque nacional cerro Ávila.
Viéndola de lejos pareciera como si la hubiesen construido pegada a la falda de la montaña , pero
recorriendo sus 15 kilómetros (siempre y cuando no sea en carro) es posible
detallarla y ver los inmensos pilotes que la sostienen ciertos tramos y darse
cuenta que es una obra de gran envergadura.
Una vez montado en ella por un lado
aparece la montaña como una pared y del otro la ciudad se esconde detrás de la
vegetación, hay partes en que no se sospecharía que detrás se esconde una
metrópoli de casi 10 millones de habitantes.
Recorriéndola pasa algo que sucede muy
pocas veces en la ciudad : hay orden. Los que van en sentido oeste utilizan el
canal derecho , los que van en sentido este el izquierdo, y los que trotan van
por el hombrillo. Hay espacio para todos, rara vez algún animal se mete en
contraflujo irrespetando las normas. Después están los que quieren hacer Rapel que se lanzan aprovechando la altura que hay a nivel de sebucán.
En mi caso voy a montar bicicleta. Por la inseguridad que azota a la
ciudad , difícilmente podría hacerlo tranquilo en otro lugar que no sea ese. Por
otro lado lo más importante es que no hay carros y sin ellos tampoco humo ni
ruido. Quizás suene un poco
ingenuo decir que estoy a salvo de la inseguridad en la cota mil, pero al ver
pasar la patrulla que la recorre (único carro además de la ambulancia) y las
alcabalas en cada una de las entradas y salidas de la autopista; puedo
engañarme y creer que no me van a atracar o secuestrar.
Montar bicicleta en la cota mil es disfrutar de la Caracas que quisiera
vivir por dos horas : sin carros , con orden , seguridad , limpieza y
convivencia. Actividades como esta valen muchísimo para los caraqueños y no
cuestan nada.