12 may 2012

El sueño de un alemán

    Cuando tenía 11 años, en diciembre del 99, mi papá organizó un viaje a las montañas de Carabobo en el que pasaríamos los últimos días de diciembre y llegaríamos a Caracas para celebrar la llegada del nuevo milenio. Saliendo el 26 de diciembre después de un par de  horas de carretera llegamos al fin a la posada , se llamaba Casa María y estaba manejada por una pareja de alemanes: Norbert y María. Después de ubicarnos en los cuartos fuimos directo a la cena, una mesa larga en la que ellos mismos comían con sus huéspedes. Inmediatamente salió el tema principal para la conversación de esa noche.
--> ¿ Por qué eligieron Venezuela para vivir --> ? 

    El alemán era biólogo y la posada, su casa, estaba llena de insectos disecados y vivos por todas partes. De repente con la seriedad de un monje Norbert levantaba uno de sus frascos y nos decía en un castellano perfecto :"miren esto es una oruga a punto de convertirse en mariposa, traten de no matarla si ven alguna en mi jardín por favor, la gente las mata pensando que son gusanos". La inmensa posada de alrededor de una hectárea era además de una posada, un zoológico en pequeño formato. Tenía una jaula llena de monos, de los cuales uno me mordió el dedo, peces, gatos, peros así como también miles de insectos de todo tipo, hasta culebras se enrollaban confiadamente en el antebrazo del alemán.

    Se había ido a vivir a Venezuela porque según él era el mejor lugar para ejercer su pasión que era estudiar las mariposas. Decía que solo en su jardín habitaban más especies que en toda Europa. Algunas veces después de cenar nos proyectaba su colección de diapositivas archivadas en el tiempo, entonces nos acomodábamos todos y comenzaban a aparecer imágenes con diferentes tipos de mariposas, arañas monas, lagartijas, escarabajos y toda su colección archivada de años de fotografía y estudio. En una de esas noches dijo mañana voy al pantano a tomar unas fotos si quieren se pueden venir conmigo.

   Al día siguiente fuimos a un antiguo convento colonial en San Felipe, que a su vez era jardín botánico, almorzamos, y nos conseguimos con Norbert cual lo acordado. Nos montamos en su camioneta y comenzamos a rodar por el llano, nos incorporamos a un camino bastante difícil, avanzamos un rato, y el alemán paró el carro y dijo es aquí.

   Con la alegría de un niño que acaba de recibir sus regalos de navidad sacó su telescopio del carro , lo fijó al trípode , y apuntó a un árbol que parecía no tener nada en especial. Después de unos minutos dijo esta ave es única en el mundo acérquense para que la vean. Hicimos cola entonces para ver al pájaro que parecía sacado de un documental de Discovery Channel. Así sucesivamente nos pasamos la tarde de pájaro en pájaro hasta que la noche nos obligó a regresar.

   Después de doce años me pregunto que habrá pasado con Nobert y María. De lo que estoy seguro es que Norbert era una persona que se entregaba plenamente a su vocación y además disfrutaba inmensamente lo que hacía. En una Venezuela como la de ahora , específicamente gracias a la inseguridad, es difícil dejar de pensar entre si largarse o no a un país desarrollado en donde al menos se respete el derecho a la vida. Sin embargo , a veces, muy de vez en cuando, recapacito cuando recuerdo que el sueño de un alemán hasta hace no mucho,  fue, vivir en Venezuela.





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