Pensando en lo que he leído durante el año,
el primer libro que se me viene a la cabeza es Conversación en la catedral de Mario Vargas Llosa. La estructura de
la novela es sumamente compleja por lo que tuve que empezarla tres veces antes de
poder arrancar definitivamente. La historia se basa en la dictadura del general
Manuel Odría que ocurrió en el Perú en los años 50. A pesar de que la Novela
trata de miles de temas el
principal es exhibir los profundos daños
que una dictadura causa en la sociedad. Esta considerada como una de sus
mejores novelas , según él la que más trabajo le ha producido y la única que
salvaría del fuego. Pronto la volveré a leer.
El
conde de Montecristo la
quería empezar desde hace mucho tiempo , pero como nunca llegué a ver un
ejemplar en alguna librería de Caracas , aproveché para comprarla en una tienda
de libros usados en Boston a $ 3.95.
Aunque ya había visto la película , leer el libro fue empezar una
historia que muy poco tenía que ver con la filmación. Cuenta con más de 1000
páginas que relatan la venganza de
Edmundo Dantés y que han hecho disfrutar a miles de lectores en el mundo desde
su aparición en Francia en el siglo XIX. Su lectura no hizo más que confirmarme
que los clásicos valen más y cuestan menos.
Otro
que disfruté fue Historia de los Griegos
de Indro Montanelli , empieza con la Historia de Heinrrich Shilleman, un alemán
que de tanto leer la Ilíada y la Odisea decidió un día que abandonaría todo
para encontrar la Ciudad Perdida de Troya (que se creía que formaba parte de la
leyenda) y demostrarle al mundo que escenarios en donde pelearon Héctor y
Aquiles pertenecieron al mundo real y no al de la ficción. Y lo logró. Utilizando
la descripción ofrecida por Homero en sus libros encontró los restos de Troya
que se hallaban sumergidos bajo siete ciudades abandonadas.
Como
última lectura del año y de esta lista , elegí El imperio eres tú de Javier Moro. Es la Historia de Pedro I de Brasil , hijo de Joao VI rey de Portugal quien tomó la difícil
decisión de trasladar la capital del imperio portugués de Lisboa a Río de
Janeiro para salvarse de las garras de Napoleón. Su hijo, más adelante, se convertiría en el primer emperador
del Brasil y en un excelente estratega militar que podía cabalgar días enteros sin descansar para llegar a tiempo y acabar con
rebeliones que amenazaban con desmoronar su imperio. Se caracterizó por tener una desaforada y desmedida pasión por las mujeres; unas lo
llevarían a la gloria , otras a la perdición.
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